El uso de extensiones en nuestro navegador suele mejorar, en la mayoría de los casos, la experiencia del usuario. Existen muchísimos tipos de extensiones, y muchas de ellas permiten que los usuarios puedan llevar a cabo toda clase de tareas sin tener que dejar de utilizar el navegador en ningún momento, y eso es precisamente la razón por la cual son tan útiles. Si bien es poco usual que alguien termine instalado una extensión contaminada con malware, lo que sí suele verse más seguido son extensiones que introducen cambios en el navegador sin permiso alguno, como por ejemplo a nivel de la barra de búsquedas, barra de herramientas, pantalla de inicio, etc. Este tipo de extensiones no suelen ser encontradas en las tiendas oficiales.
Chrome, el navegador de Google, ya tiene algunos mecanismos de seguridad que deshabilitan cambios de los cuales no somos notificados y también previene al usuario antes de realizar algunas instalaciones. A partir de enero, las cosas cambiarán, ya que el mencionado navegador directamente no soportará (en su versión de Windows) las extensiones que no estén disponibles en la tienda Chrome Web Store.
Google ya ha comenzado a sugerir a los desarrolladores que empiecen a migrar sus extensiones a la Chrome Web Store si es que las tienen alojados fuera de la misma.