La NASA no solo se dedica a entrenar astronautas y enviar cohetes al espacio. Se trata de una de las agencias con mejor tecnología del mundo, y opera en el gran campo de la aeronáutica. Por supuesto dentro de la aeronáutica se incluyen a los aviones. El primer avión que logró volar, el de los hermanos Wright, fue desarrollado en una época que no había ni la décima parte de la tecnología actual. Lo más irónico del caso, es que la NASA está volviendo a echarle un vistazo a este viejo avión y a sus mecanismos de vuelo. En base a este sistema, la NASA ha desarrollado uno propio conocido como FlexFoil. El sistema FlexFoil reemplaza las alas tradicionales y rígidas del avión, dando lugar a un nuevo tipo de alas que pueden cambiar de forma en pleno vuelo. Los aviones que estamos acostumbrados a ver cuentan con un sistema de solapas simples, las cuales son utilizadas al despegar y al aterrizar principalmente. Si bien es un método efectivo, aerodinámicamente no es del todo eficiente.
La NASA ahora ha comenzado a probar unas alas llamadas Adaptive Compliant Trailing Edges (ACTE), en el avión Gulfstream III que pueden ver en la imagen de arriba, y que claramente tiene un tipo de ala distinta a la tradicional. Dicha ala cuenta con varias solapas diferentes, las cuales se usarán en función de los que esté haciendo el avión, es decir despegando, aterrizando o simplemente volando. De momento las pruebas han marchado bien, pero obviamente todavía queda un largo camino por recorrer.
La agencia ha indicado que si logran el éxito esperado entonces este nuevo tipo de alas tienen el potencial para ayudar a ahorrar grandes cantidades de dinero en combustible al año, así como reducir la contaminación sonora producida por los aviones.