No hay forma de que alguien piense que el Northrop Grumman X-47B es un avión común y corriente. Salta a la vista que no lo es. Incluso pensé que era un OVNI la primera vez que lo vi, pero tras una mirada más detallista me di cuenta de que era de origen terrestre, sobretodo después de ver la palabra NAVY.
Se trata de más que un avión: es un avión no tripulado. Gracias a su tecnología, este tipo de vehículos de combate tienen ciertas ventajas: son más pequeños, más livianos, más rápidos y más efectivos, además de poder llevar cargas durante más tiempo. Al no haber piloto, hay una cosa menos por la que preocuparse, por lo tanto el X-47B puede ser enviado a misiones de larga duración hasta que su combustible se lo permita y puede realizar maniobras que transformarían a una persona en un montón de carne revuelta.
Los primeros vuelos del X-47B serán radiocontrolados, pero luego se le dará más libertad, pasando a ser un avión autónomo. Esperemos que alguien instale un sistema de autodestrucción en él, en caso de que las cosas se salgan de control, como en la película Stealth.